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La piel de la arquitectura

28/04/2016

Es evidente la demanda mundial de buscar un hábitat urbano más saludable, tratamos de naturalizar las ciudades. Sabemos que el mejor edificio sera el que no se construye, pero se puede mitigar el deterioro mundial si somos capaces de aplicar tecnicas menos agresivas con el medio ambiente.

Con el principio de la economía circular definido en el concepto Cradle to Cradle de W. Mc. Donough pueden aplicarse en un edificio, las tecnologías de sostenibilidad, biodiversidad, ciclo del agua, usar los residuos como nutrientes, energía, confort, calidad de vida, movilidad…

Cuando Le Corbusiser imagina el futuro de las ciudades a principios del siglo XX, entendía la ciudad como una operación humana, con estética industrial dirigida en contra la naturaleza y la casa, como una maquina donde vivir. No estaba en lo falso, hoy en día, encontramos el mismo tipo de edificio en cualquier parte del mundo.

Delante la necesidad del espacio verde de las ciudades y la imposibilidad en muchos casos de tenerlos, tenemos que apuntar a la gran masa gris de las ciudades, los edificios. Pero como aunta Mc. Donough, que pasaría, si los edificios fueran vivos? Si recuperamos los conocimientos de la arquitectura tradicional vernacular, los principios de la arquitectura moderna de Le Corbusier, y trabajamos los edificios como árboles, conseguiremos harmonía y biodiversidad en nuestras ciudades.

Si un edificio quiere ser un árbol, aprovechará la energía solar, absorberá el CO2 y será capaz de transformarlo en oxígeno, transformará, el residuo en nutriente, permitirá que los pájaros aniden, generará biodiversidad, contemplando la especie humana en armonía en su entorno. Así mismo, la ciudad será un bosque, que actúa como unidad, sus raíces servirían para intercambiar nutrientes, sin generar mas residuos, depurándolos localmente.

 

bigraid

fuente imágen: http://www.vegetalcity.net/

 

El arquitecto belga, Luc Schuiten lleva mas de 30 años, trabajando en las ciudades vegetales. La idea de “edificios como árboles, ciudades como bosques”, queda perfectamente plasmada en sus infografías de la ciudad resiliente, un estudio de la evolución de una ciudad actual hacia una autonomía energética y alimentaria; un concepto que trabajamos des de Vivers Ter.

La arquitectura sirve como refugio, donde la piel de ésta, fachadas y cubiertas juegan un papel esencial en cuanto al confort del espacio interior. Una buena orientación, un tratamiento de la fachada con control de la iluminación natural y de ventilación, minimiza la demanda energética del edificio. Vivers Ter, apuesta por la arquitectura verde, en términos de sostenibilidad energética y climática atendiendo los ecosistemas. Nos fascinó el edificio sede de la editorial Planeta, construido en 1976 por el arquitecto catalán Josep Maria Fargas, un referente en su momento, pero des de entonces, pocos son los edificios que se hayan atrevido a llevar más allá su relación con la vegetación y la naturaleza.